Desde hace años una colonia de cuervos afincada en el patio del Castillo ha sido espectadora voyageur de las visitas teatralizadas. Sin embargo, el nombre del espectáculo no se debe a estos habitantes forzosos sino a unos personajes especialmente enlutados y bañados en negro que protagonizan la obra y que parecen cuervos.

A mediados del siglo XVI Felipe II y toda su corte vestían rigurosamente de negro. Y no vestían cualquier negro sino el más puro, el más oscuro, el más profundo; el denominado curiosamente, “negro ala de cuervo”.

El espectáculo se sitúa en el año 1559, último año de vida del III duque de Alburquerque, personaje sumamente importante apenas reivindicado en Cuéllar y al que se debe la reforma más ambiciosa del monumento, con el patio y la balconada porticados.

En conjunto se trata de un espectáculo en clave cómica, con personajes, vestuarios y decorados farsescos.

Asistiendo a la obra se podrá aprender entre risas distintos aspectos de la Edad Moderna, como la indumentaria cortesana, la arquitectura palaciega o las distintas dinámicas de poder imperiales.