Muralla de la Edad del Hierro
A pesar de que lo que conocemos sobre el origen de las murallas de Cuéllar se tiene que relacionar con la Alta Edad Media, en concreto desde el siglo XI al XIII, no podemos pasar por alto que en el espacio que en la actualidad se conoce como “explanada del Castillo” hubo un asentamiento de la Edad del Hierro que ocupó este espacio desde el siglo VIº al Iº antes de Cristo, y durante las excavaciones arqueológicas que se realizaron en los años 80 del pasado siglo XX aparecieron restos de las viviendas de los poblados celtibéricos, y junto a esta casas apareció un muro de mayor entidad que podría estar relacionado con un cerramiento “muralla” celtibérica que utilizó el mismo espacio donde hoy se encuentra el Castillo de Alburquerque y su plaza de armas.
La Muralla Mudéjar
Los restos más antiguos que se conservan de las murallas de Cuéllar habría que relacionarlos con los tiempos de la repoblación cristiana de las tierras próximas a la cuenca del Duero, “ La Extremadura Castellana”.
La repoblación definitiva de Cuéllar fue encargada por el rey Alfonso VI de Castilla al conde Pedro Ansurez, por lo que se puede considerar el año 1085 como el principio de esta repoblación al ser este el año de la conquista de Toledo por parte de Alfonso VI.
Los restos arquitectónicos de la Alta Edad Media los podemos apreciar con claridad en aquellas partes de las murallas donde se conservan restos mudéjares donde se aparecen fábricas de ladrillo unidas con gruesos morteros de cal como podemos ver en la puerta de San Basilio, la puerta sureste del castillo, la puerta de Las Cuevas, la torre de la puerta de Santiago o la puerta de San Andrés.
Por otra parte, tenemos conocimiento escrito de que ya a mediados del siglo XIII el rey Alfonso X el Sabio concede al Concejo de Cuéllar que parte de la recaudación de algunas multas se dediquen a la reparación de las murallas, lo que demuestra su antigüedad al tener que ser reparadas las murallas ya durante el siglo XIII.
Las Murallas al final de la Edad Media
Durante el siglo XIV se intervino varias veces en la reparación de sus muros concediendo permiso al Concejo de Cuéllar, entre otros, el rey Enrique II de Castilla en el año 1374.
El siglo XV comenzó con un nuevo permiso del infante D. Fernando para reparación de las murallas, que debieron soportar todos los vecinos de Cuéllar y su Tierra aportando 30.000 maravedíes.
Durante el reinado de Juan II de Aragón, que fue señor de la Villa de Cuéllar, permitió restaurar las murallas, al mismo tiempo que autorizó en el año 1427 al arcediano Gómez González edificar junto a la muralla el Hospital de la Magdalena, que levantó parte del edificio sobre la misma muralla eliminando el paseo de ronda en contra del deseo del Concejo de la Villa.
Las Murallas con los primeros Duques de Alburquerque
Cuando el rey Enrique IV otorgó el señorío de Cuéllar el año 1464 al primer duque de Alburquerque, éste reforzó las murallas y amplió el castillo. Las obras realizadas por el primer entorno al año 1471 se centraron en la zona Norte, afectando a los paños de la muralla desde el arco de San Basilio hasta el castillo y a la contramuralla.
El segundo duque de Alburquerque realizó las reformas más importantes en las murallas. Las obras comenzaron reforzando el primer recinto amurallado, desde la iglesia de San Esteban, pasando por la puerta de San Martín, hasta la puerta de Santiago. Estos trabajos consistieron en levantar los muros y colocar en el paseo de ronda el almenado y las saeteras. También se intervino en la puerta de San Pedro, levantando un paseo de ronda en el mismo ábside de la iglesia, donde colocó su escudo de armas, al igual que lo hizo en todas las puertas del recinto de la ciudadela.
El abandono de las Murallas (Siglo XVII-XX)
La pérdida de su funcionalidad defensiva hizo que las murallas perdiesen interés y pasasen a ser un freno para el crecimiento de la Villa, por lo que el abandono continuado y los permisos que se fueron otorgando a particulares para construir junto a la muralla apoyando incluso las vigas de las viviendas sobre la muralla se convirtieron en la pauta generalizada.
En el siglo XVII, a pesar de las multas que imponía el Concejo de Cuéllar, la población ya empezó a llevarse piedras de las murallas para la construcción o reparación de sus viviendas.
Durante el siglo XVIII ya peligraban algunos paños de las murallas y se derribaron parte de la puerta de Carchena y la puerta de la Trinidad.
Durante el siglo XIX se derribaron por peligro para los viandantes parcialmente las puertas de San Andrés y Santiago, y totalmente las puertas de Carchena, San Pedro, la Trinidad y Las Cuevas.
En el siglo XX, a pesar de que fueron declaradas en el año 1931 como Conjunto Histórico Artístico, el abandono y deterioro siguió aumentado hasta que en el último tercio del siglo que comenzaron los trabajos de restauración en algunos paños junto a las puertas de San Martín y San Basilio.
La recuperación de las Murallas
El siglo XXI se está convirtiendo en el periodo de recuperación y consolidación de las murallas, así recientemente se ha concluido la primera fase de su restauración en la que el Ministerio de la Vivienda ha invertido 3,4 millones de euros y se ha recuperado el recorrido por el adarve de la muralla de la ciudadela para disfrute del público.