Este lugar hay una gran devoción ya que se calcula que anualmente acuden 250.000 personas, bien sea en las numerosas peregrinaciones, excursiones, domingos y festivos, o en la tradicional romería, una de las mas concurridas de Castilla y León.
Además de esta romería multitudinaria, también existen otra serie de fechas en las que se acude al mismo lugar, como la fiesta de los resineros, el Henarillo.
La romería de Nuestra Señora de El Henar se celebra el domingo anterior a la fiesta de San Mateo, entre el 14 y 20 de septiembre. Es especialmente emotivo el momento de la salida de la Virgen del santuario para iniciarse la procesión por la pradera y el canto de la salve popular ante la imagen, situada en el grandioso pórtico de la iglesia.
Además de este sentido espiritual, El Henar es uno de los más atractivos lugares de toda la comarca para disfrutar del ambiente campestre, al estar enclavado en una frondosa pradera circundada por pinares.
Historia
La imagen de Nuestra Señora de El Henar es una talla del siglo XII, que se venera desde su aparición a un pastor en 1580. En el recinto del Santuario se encuentra la Fuente del Cirio, lugar en el que, según la tradición, estuvo oculta la imagen desde la invasión de los almohades hasta la fecha de su aparición.
Pronto se levantó una ermita en honor de la Virgen, que se convirtió en templo en 1664 al incrementarse la devoción mariana. El pórtico es de piedra con escalinata y triple arco, aunque la fachada ha sido retocada en varias ocasiones. En 1759 se construyó el camarín, el crucero y el claustro adosado a la iglesia. Las pinturas pertenecen a José Micot, destacando la cúpula del crucero, que representa la glorificación de la Virgen María. Son de este mismo artista las pinturas y la decoración de la cúpula del camarín de la Virgen. En él se encuentra también una colección de cobres pintados de la escuela flamenca, pertenecientes a Antón Wolfaert, y de la escuela de Rubens.
La imagen de Nuestra Señora del Henar es una talla policromada románica de principios del siglo XII, retocada en el siglo XVI. Sostiene en su regazo a su hijo como “Sede Sapientiae” y ha sido restaurada recientemente